- Xóchitl Gálvez insistió —lo mencionó varias veces— en el viejo, superado y totalmente aclarado tema de lo que hace 20 años hizo Carlos Ímaz, expareja de Claudia Sheinbaum.
- No fue el único ataque de la candidata X a la familia de la aspirante presidencial de izquierda.
- Pudo Claudia Shienbaum responder con un golpe demoledor: recordar que la hermana de Xóchitl Gálvez está en la cárcel acusada de secuestradora. Pero Claudia no lo hizo así por decencia, porque no está dispuesta a lucrar con los problemas en que se hayan metido familiares de su rival.
- Claudia exhibió grandeza de espíritu. Xóchitl se vio como una persona sin principios éticos.
- No sé si así lo decidió la propia Xóchitl o si actuó de una manera tan ruin por consejo de sus estrategas. Sí sé que Claudia actuó como es: una mujer que siempre juega limpio.
- Lo que sí hizo Claudia Sheinbaum fue responder algunos de los muchos ataques que Xóchitl Gálvez le lanzó —mentirosos todos ellos—. La candidata de izquierda, con datos duros, exhibió a la aspirante de derecha como una política corrupta que hizo negocios con el gobierno mientras fue funcionaria pública.
- Por cierto, Xóchitl aceptó que tuvo contratos con dependencias públicas cuando trabajó en el gobierno de Vicente Fox y también durante su periodo al frente de la demarcación Miguel Hidalgo. Lo aceptó pero, con cinismo, dijo que eso no es ilegal.
- Vi el segundo debate con mis dos nietos mayores —de 13 y 11 años de edad—, ambos buenos estudiantes que han participado en debates escolares: coincidieron en que era clarísimo que Xóchitl atacaba obsesivamente porque va perdiendo y Claudia se defendía con serenidad porque va ganando. Es la verdad, lo dicen todas las encuestas serias.
- Al final, Xóchitl admitió la realidad: que Claudia va a ser la próxima presidenta de México. Ocurrió cuando la aspirante X afirmó que sin la participación del sector privado la izquierdista no podrá concretar algunos de sus proyectos.
- ¿Máynez? Cuando hablaba mis nietos cantaban su himno y se reían diciendo que él es un meme por el que nadie en su sano juicio podría votar.